LECCIÓN
3:
Juan Calvino, la reforma en Ginebra y los inicios
de la reforma en Francia
La comprensión de la Ley
"La tercera aplicación de la Ley es la más
importante porque se refiere a su objetivo de fondo: Se realiza en los
fieles, en cuyos corazones el Espíritu de Dios se ha desplegado
y los domina. Ellos tienen la Ley inscrita, incluso esculpida en su corazón
por el dedo de Dios, lo que significa que orientados por el Espíritu
tienen tal disposición interior que gustosamente quieren obedecer
a Dios. Sin embargo, pueden sacar un doble provecho de la Ley.
Primero: Es el mejor instrumento que les enseña día a día
más cuál es la voluntad de Dios que buscan cumplir, y que
los afirma en tal conocimiento. Por más que un sirviente anhele
de todo corazón cumplir las expectativas de su amo, siempre tendrá
la necesidad de explorar y observar la particularidad de su patrón,
a la que busca ajustarse. Lo mismo vale para los fieles. Nadie se puede
liberar de esta necesidad, porque nadie ha profundizado tanto la sabiduría
que no pudiera progresar hacia un conocimiento más puro de la voluntad
de Dios, a través de la diaria educación en la Ley.
Segundo: No necesitamos solamente la enseñanza, sino también
la amonestación. Este es otro provecho que el sirviente saca de
la Ley: Su observación constante refuerza su obediencia y lo salva
del resbaloso camino del pecado y de la desobediencia. Los santos necesitan
sin duda de tal estímulo, porque aunque su espíritu se afana
por buscar la justicia de Dios, la debilidad de la carne pesa sobre ellos,
y no van por su camino con la necesaria y alegre disposición!“
(Párrafo citado de Institutio II, 7,12)
Preguntas para seguir trabajando
Pregunta 1:
¿Para quién está pensada
la más importante aplicación de la Ley?
Pregunta 2:
¿Cuál es el objetivo transversal
de la Ley?
Pregunta 3:
¿Cuál es la enseñanza de
la Ley?
Pregunta 4:
¿Cuál es la instrucción que
da la Ley?
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